El saber no ocupa lugar (sobre todo en la era digital)

Cuando busco en internet viñetas sobre educación para animar mis post, la mayoría de las que encuentro son de las Tics y sus aplicaciones en el campo de la enseñanza.

Sobre este tema hemos hablado bastante en el master de secundaria,
las Tics se han convertido en un recurso muy atractivo para el docente y para el alumno .Todos sabemos que el tipo de educación depende del tipo de sociedad y que la primera refleja los valores y formas de pensar de la segunda. Y como la sociedad ha adoptado las nuevas tecnologías a su vida, o al revés, la educación no debe quedarse atrás.

Las posibilidades de las Tics en el aula pueden ser infinitas y aplicables a todos las materias, o al menos, eso sería lo ideal, por que yo todavía estoy investigando cómo introducirlas para enseñar latín o griego clásico, sin embargo para cultura clásica lo tengo muchísimo más fácil

Fuera del aula, pueden ayudar a establecer la relación entre el profesorado y las familias, mediante  blogs (de los que se encarguen los profesores o el departamento) que enseñen lo que se da en clase o puede hacerse uso de emails informativos de las actividades del centro o incluso más específicos, centrados en el rendimiento del alumno.

Yo he encontrado uno muy chulo del departamento de griego que expone todo el temario

http://s392285829.mialojamiento.es/grec/indexos/index2.htm

Otro aspecto que está muy presente en las viñetas humorísticas es la gran capacidad de almacenamiento que tiene los soportes digitales; recuerdo, no sé en que serie, una biblioteca del futuro con las estanterías desiertas y dos solitario discos.

Llamadme anticuada, pero prefiero seguir yendo a la biblioteca, otear un horizonte lleno de libros y de vez en cuando cotillear alguno.

 

Algunos me dirán que es ley de vida, que si el formato digital ha cogido tanta fuerza es porque ocupa menos espacio, es más ecológico y que los objetos son fruto de la evolución, pues también el libro fue en su momento un invento novedoso,(antes existió el códice y el rollo). Pero para mí no hay mayor placer que devorar un libro con los dedos impacientes por pasar las páginas.