De todo esto se deduce que los futuros asiáticos estarán
mejor preparados académicamente para la vida laboral que el resto del mundo.
Creo que es importante saber a qué nivel estamos pero una vez asumido el golpe,
la pregunta es, ¿qué se puede hacer para mejorar? Y aquí está el verdadero
problema porque la OCDE te muestra lo tonto que eres pero no te da ninguna
solución para mejorar.
Llegados a este punto lo único que nos queda es recurrir a
los “expertos”, que no hacen más que inventar teorías pero no ofrecen
soluciones reales. Una de las pocas propuestas en las que coinciden es en una
mejor selección del profesorado, es decir, que se encuentren entre los mejores estudiantes y que estén muy bien
pagados. Esta idea está bien en teoría, pero, ¿no sería mejor que uno de los
principales motivos por los que alguien
elija ser profesor fuera la vocación? Según mi experiencia, pocas veces he
visto a profesores que realmente disfrutaran con su trabajo y se implicaran
realmente en el aprendizaje de los alumnos y dudo que ser más inteligente o
ganar más dinero soluciones este problema de base.
Uno puede pensar que el sistema, los años de trabajo, las
desazones y sobre todo la actitud de los alumnos han hecho mella en la moral
del profesorado. ¿cómo solucionamos esto?, ¿quizás la actitud de los alumnos
ayudaría? Respecto a esta cuestión el
informe PISA también nos ofrecen datos que son por cierto bastante curioso y es
que los alumnos más felices, los de Perú, son los que menos notas tienen y los alumnos
asiáticos son los que más intentos de suicidios sufren… ¿el saber no da la
felicidad? Y es que un alto nivel de exigencia y competitividad puede afectar
en la socialización y en el desarrollo humano. Supongo que en el medio está la
virtud, pero no podemos dejar de pensar en este problema tan importante, porque parece que vamos sin
rumbo. La verdad es que uno no sabe en qué sistema educativo fijarse, porque
países como Finlandia que en el primer informe logró el primer puesto ha ido
descendiendo al sexto puesto en el 2009, al duodécimo en los resultados de este
año. Los expertos dicen que “no es posible trasplantar lo que pasa de un país a
otro”, pero entonces, ¿qué hacer?
Al encontrarnos en esta situación de punto muerto a mí
personalmente me gusta fijarme en los antiguos y podría referirme a la escuela
de Aristóteles, Platón, etc., pero a mí particularmente me gustan dos ejemplos.
El pequeño David Copperfield, el personaje de la novela autobiográfica de
Charles Dickens, que con diez años leía, entendía y disfrutaba de obras como
Tom Jones de Henry Fielding o el
Quijote. El otro es Shakespeare que, a pesar de no haber ido a la
universidad el plan de estudios que cursó permite a los defensores de la
autenticidad de su obra esgrimir la veracidad de esta, además le permitía
escribir cartas en latín como si se tratara de su propia lengua.
2 comentarios:
Un post de lo más interesante, por cierto la gata tiene pinta de ser muy lista...
La verdad es que es una chica muy inteligente y creativa y espero que pueda aportanos más veces su opinión.
Puedes dejar tu opinión, duda, comentario, sugerencia....