martes, 7 de enero de 2014

PISA, el drama padre

Hoy actualiza mi gran amiga la Gata de Schrödinger


El  mes pasado han aparecido los resultados de los famosos informes PISA. Si, esos de los que todos los informativos hablan y donde siempre suspendemos. Pero, ¿qué es el informe PISA?, no es una prueba que mide la cantidad de contenidos que conocen los alumnos de las asignaturas que cursan, sino que mide la capacidad de estos para aplicar los conocimientos. Es decir, si toda la vida nos han dicho que en la escuela no te enseñan cosas útiles, la prueba consistiría en  buscarle utilidad a lo aprendido. Y para ello se hacen pruebas de competencia matemática, comprensión lectora y competencia científica.


De todo esto se deduce que los futuros asiáticos estarán mejor preparados académicamente para la vida laboral que el resto del mundo. Creo que es importante saber a qué nivel estamos pero una vez asumido el golpe, la pregunta es, ¿qué se puede hacer para mejorar? Y aquí está el verdadero problema porque la OCDE te muestra lo tonto que eres pero no te da ninguna solución para mejorar.

Llegados a este punto lo único que nos queda es recurrir a los “expertos”, que no hacen más que inventar teorías pero no ofrecen soluciones reales. Una de las pocas propuestas en las que coinciden es en una mejor selección del profesorado, es decir, que se encuentren entre  los mejores estudiantes y que estén muy bien pagados. Esta idea está bien en teoría, pero, ¿no sería mejor que uno de los principales motivos  por los que alguien elija ser profesor fuera la vocación? Según mi experiencia, pocas veces he visto a profesores que realmente disfrutaran con su trabajo y se implicaran realmente en el aprendizaje de los alumnos y dudo que ser más inteligente o ganar más dinero soluciones este problema de base.

Uno puede pensar que el sistema, los años de trabajo, las desazones y sobre todo la actitud de los alumnos han hecho mella en la moral del profesorado. ¿cómo solucionamos esto?, ¿quizás la actitud de los alumnos ayudaría? Respecto  a esta cuestión el informe PISA también nos ofrecen datos que son por cierto bastante curioso y es que los alumnos más felices, los de Perú, son los que menos notas tienen y los alumnos asiáticos son los que más intentos de suicidios sufren… ¿el saber no da la felicidad? Y es que un alto nivel de exigencia y competitividad puede afectar en la socialización y en el desarrollo humano. Supongo que en el medio está la virtud, pero no podemos dejar de pensar en este problema  tan importante, porque parece que vamos sin rumbo. La verdad es que uno no sabe en qué sistema educativo fijarse, porque países como Finlandia que en el primer informe logró el primer puesto ha ido descendiendo al sexto puesto en el 2009, al duodécimo en los resultados de este año. Los expertos dicen que “no es posible trasplantar lo que pasa de un país a otro”, pero entonces, ¿qué hacer?


Al encontrarnos en esta situación de punto muerto a mí personalmente me gusta fijarme en los antiguos y podría referirme a la escuela de Aristóteles, Platón, etc., pero a mí particularmente me gustan dos ejemplos. El pequeño David Copperfield, el personaje de la novela autobiográfica de Charles Dickens, que con diez años leía, entendía y disfrutaba de obras como Tom Jones de Henry  Fielding  o el  Quijote. El otro es Shakespeare que, a pesar de no haber ido a la universidad el plan de estudios que cursó permite a los defensores de la autenticidad de su obra esgrimir la veracidad de esta, además le permitía escribir cartas en latín como si se tratara de su propia lengua.

2 comentarios:

Doris Muca dijo...

Un post de lo más interesante, por cierto la gata tiene pinta de ser muy lista...

Unknown dijo...

La verdad es que es una chica muy inteligente y creativa y espero que pueda aportanos más veces su opinión.

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